Para la Berenice M. F., quien no supo valor MI CARIÑO Y AMISTAD y a un año de distancia
Por Eduardo Marcos
Muy pocos textos académicos de historia regional, abordan con profundidad que no todos los gobiernos sonorenses que hubo entre 1915 y 1920, fueron únicamente por el nombramiento del Primer Jefe Venustiano Carranza, una vez que éste derrota a las fuerzas de Villa y Zapata. En este periodo, fungieron como gobernadores más relevantes en Sonora, Plutarco Elías Calles y Adolfo De la Huerta quienes no solo lo fueron en carácter provisional, sino también constitucionalmente (vía electoral). En las siguientes líneas, aclararé que ambos jefes sonorenses volvieron a hacerlo pero mediante el voto de los sonorenses a través de dos procesos electorales (1917 y 1919), caso particular el de De la Huerta al que me referiré.
Este político guaymense y miembro de una de las familias más distinguidas del puerto de Guaymas, tuvo sus primeros antecedentes políticos en el régimen porfirista, al ser un opositor activo contra el “triunvirato sonorense” (Corral-Izábal-Torres) y ser partidario del antirreleccionismo, junto con José María Maytorena. Algunos autores dejan entrever que tuvo nexos con el movimiento magonista, aunque al parecer nunca declarados. Más tarde, se adhiere al movimiento maderista que obligó la renuncia de Porfirio Díaz de la presidencia en 1911 y ganar en ese mismo año una diputación local.
En 1913 jugaría un papel clave entre el gobierno de Sonora y el de Coahuila, encabezado por Carranza en contra de la usurpación de Victoriano Huerta como Presidentes y jugar un papel destacado en la relación de Sonora con los representantes de gobierno de Coahuila y Chihuahua. Posteriormente se declaró partidario del carrancismo a nivel local cuando el coahuilense lo nombró gobernador provisional para sustituir a Calles, en mayo de 1916. Durante su periodo como provisional, emitió varias reformas de carácter socio-económico en beneficio de la población sonorense que había padecido los efectos de la “guerra de facciones” (1915). En junio de 1917, entrega el gobierno otra vez a Calles, cuando éste es nombrado por el congreso local gobernador constitucional para el periodo 1917-1919. A partir de ese entonces, De la Huerta ocuparía varios cargos oficiales en el gobierno federal, entre ellos cónsul diplomático en los Estados Unidos, con el fin de que mediara las difíciles relaciones entre ambos gobiernos nacionales.
Sin lugar a dudas, esta elección resultó la más competida en lo que iba del siglo XX, pues formalmente hubo una lista de cuatro candidatos aprobados, de la cual los electores votarían por alguno de ellos y que contaban con una importante trayectoria política, militar o económica. Pero ¿quiénes fueron esos candidatos?, ¿todos eran miembros del grupo revolucionario?, ¿todos tenían la misma oportunidad de ganar? Además de De la Huerta, estaban Ignacio Leandro Pesqueira, Conrado Gaxiola y Miguel S. Samaniego, aunque también hubo otros candidatos “apartidistas” o no oficiales que se registraron, de acuerdos a los estatus de la nueva Ley Orgánica Electoral de Estado de 1918.
De los cuatro, De la Huerta era el político más conocido dentro y fuera de Sonora, debido a los fuertes vínculos adquiridos en el régimen carrancista. En diciembre de 1918 ante las insistencias de parte de los miembros del Partido Revolucionario Sonorense (PRS), aceptó ser su candidato oficial después de una votación casi unánime. El segundo candidato más fuerte fue Pesqueira, sobrino del glorioso general del siglo XIX; era un militar de prestigio que alcanzó el estrellato en la política local al ser nombrado gobernador interino por el congreso local en marzo de 1913 y por desconocer formalmente a Huerta como Presidente. En 1919 fue conocido como el “candidato oficial del centro” en Sonora, al ser respaldado financieramente por Carranza como una medida para contrarrestar la popularidad de De la Huerta, quien se había negado a ser su “comodín político” previo a la sucesión presidencial de 1920.
En el caso de los otros dos candidatos, si bien contaban con el respaldo de importantes figuras locales, sus respectivas trayectorias eran modestas. Gaxiola era el único que no tuvo participación directa en la revolución (ya sea como político o militar), pero que era un próspero comerciante que había aprovechado la coyuntura histórica para hacerlo. Contó con el respaldo político de Álvaro Obregón, quien a su vez era socio de uno de sus hermanos: Conrado Gaxiola. En cuanto a Samaniego, fue otro militar constitucionalista que estuvo bajo las órdenes de Calles como su lugarteniente durante el sitio de Naco y Agua Prieta en 1915 contra las fuerzas “convencionistas”. Al igual que muchos revolucionarios sonorenses, se alistó en las filas revolucionarias en 1913 y dos años después recibió el grado de general.
Pareciera que las cosas serían fáciles para que De la Huerta ascendiera al poder local nuevamente, sin embargo no fue así. No contó con el consentimiento de Carranza, quien no estuvo de acuerdo a que renunciara a su puesto sin previo aviso, ya que pretendía que siguiera en su gabinete como Secretario de Gobernación. Por otro lado, la actuación de Calles no fue como la que muchos esperarían: no respaldo ni reconoció a De la Huerta como un candidato oficial de parte de su gobierno, sino que se decidió a un lugarteniente que había estado bajo sus órdenes, el general Miguel Samaniego, situación que sorprende mucho. Además de estos dos contrincantes políticos, hubo otro que se sumó a la lista, el político-comerciante Conrado Gaxiola, quien supuestamente fue respaldo financieramente por el general Álvaro Obregón.
Como se ve, De la Huerta se enfrentaba a tres candidatos que eran “apadrinados” por igual número de altos jefes revolucionarios, con lo cual se rompe la vieja idea de que ambos jefes sonorenses siempre estuvieron unidos, al menos en los hechos. El guaymense solo contaba en teoría, con la simpatía de muchos sonorenses en calidad de votantes, ya que no solo era el más popular por su trayectoria política, sino por las gestiones socio-económicas que beneficiaron por mucho al sector minero-obrero del estado como fue la promulgación de la Cámara Obrera en octubre de 1916, y que en ese entonces era el actor colectivo más numeroso en la entidad, por encima de campesinos, soldados o indígenas.
Durante los meses de campaña a la gubernatura (enero-abril) de aquel año, el guaymense enfrentó ataques políticos de sus rivales principalmente de Pesqueira y de Gaxiola. Finalmente el día 27 de abril de 1919, De la Huerta obtuvo en números cerrados 19 mil votos contra 10 mil del primero, Una amplia ventaja. Sin embargo en el conteo total de los votos, sólo obtuvo el 48%, lo cual deja entrever que ni la mitad de los sonorenses votaron por él lo que confirma que esta puede considerarse una elección competida.
El día primero de septiembre rinde protesta al Congreso del Estado como nuevo gobernador constitucional, cargo que dejaría de manera indefinida en abril de 1920 cuando proclama el Plan de Agua Prieta en contra de Carranza, contando con la firma de Calles, quien curiosamente no lo había apoyado como candidato oficial del estado. ¿Hubo un acuerdo secreto entre ambos?, ¿fue Samaniego una cortina de humo para distraer la atención de Carranza en la lucha por la gubernatura? Posiblemente haya sido así, ya que de lo contrario hubiese sido difícil que ganara.
Fuente: Extractos obtenidos de la tesis de Maestría De las Armas a la Legitimidad en Sonora. Un estudio histórico acerca de las elecciones “no competitivas” a gobernador constitucional, 1917-1919, de Eduardo Marcos.
Por Eduardo Marcos
Muy pocos textos académicos de historia regional, abordan con profundidad que no todos los gobiernos sonorenses que hubo entre 1915 y 1920, fueron únicamente por el nombramiento del Primer Jefe Venustiano Carranza, una vez que éste derrota a las fuerzas de Villa y Zapata. En este periodo, fungieron como gobernadores más relevantes en Sonora, Plutarco Elías Calles y Adolfo De la Huerta quienes no solo lo fueron en carácter provisional, sino también constitucionalmente (vía electoral). En las siguientes líneas, aclararé que ambos jefes sonorenses volvieron a hacerlo pero mediante el voto de los sonorenses a través de dos procesos electorales (1917 y 1919), caso particular el de De la Huerta al que me referiré.
Este político guaymense y miembro de una de las familias más distinguidas del puerto de Guaymas, tuvo sus primeros antecedentes políticos en el régimen porfirista, al ser un opositor activo contra el “triunvirato sonorense” (Corral-Izábal-Torres) y ser partidario del antirreleccionismo, junto con José María Maytorena. Algunos autores dejan entrever que tuvo nexos con el movimiento magonista, aunque al parecer nunca declarados. Más tarde, se adhiere al movimiento maderista que obligó la renuncia de Porfirio Díaz de la presidencia en 1911 y ganar en ese mismo año una diputación local.
En 1913 jugaría un papel clave entre el gobierno de Sonora y el de Coahuila, encabezado por Carranza en contra de la usurpación de Victoriano Huerta como Presidentes y jugar un papel destacado en la relación de Sonora con los representantes de gobierno de Coahuila y Chihuahua. Posteriormente se declaró partidario del carrancismo a nivel local cuando el coahuilense lo nombró gobernador provisional para sustituir a Calles, en mayo de 1916. Durante su periodo como provisional, emitió varias reformas de carácter socio-económico en beneficio de la población sonorense que había padecido los efectos de la “guerra de facciones” (1915). En junio de 1917, entrega el gobierno otra vez a Calles, cuando éste es nombrado por el congreso local gobernador constitucional para el periodo 1917-1919. A partir de ese entonces, De la Huerta ocuparía varios cargos oficiales en el gobierno federal, entre ellos cónsul diplomático en los Estados Unidos, con el fin de que mediara las difíciles relaciones entre ambos gobiernos nacionales.
Sin lugar a dudas, esta elección resultó la más competida en lo que iba del siglo XX, pues formalmente hubo una lista de cuatro candidatos aprobados, de la cual los electores votarían por alguno de ellos y que contaban con una importante trayectoria política, militar o económica. Pero ¿quiénes fueron esos candidatos?, ¿todos eran miembros del grupo revolucionario?, ¿todos tenían la misma oportunidad de ganar? Además de De la Huerta, estaban Ignacio Leandro Pesqueira, Conrado Gaxiola y Miguel S. Samaniego, aunque también hubo otros candidatos “apartidistas” o no oficiales que se registraron, de acuerdos a los estatus de la nueva Ley Orgánica Electoral de Estado de 1918.
De los cuatro, De la Huerta era el político más conocido dentro y fuera de Sonora, debido a los fuertes vínculos adquiridos en el régimen carrancista. En diciembre de 1918 ante las insistencias de parte de los miembros del Partido Revolucionario Sonorense (PRS), aceptó ser su candidato oficial después de una votación casi unánime. El segundo candidato más fuerte fue Pesqueira, sobrino del glorioso general del siglo XIX; era un militar de prestigio que alcanzó el estrellato en la política local al ser nombrado gobernador interino por el congreso local en marzo de 1913 y por desconocer formalmente a Huerta como Presidente. En 1919 fue conocido como el “candidato oficial del centro” en Sonora, al ser respaldado financieramente por Carranza como una medida para contrarrestar la popularidad de De la Huerta, quien se había negado a ser su “comodín político” previo a la sucesión presidencial de 1920.
En el caso de los otros dos candidatos, si bien contaban con el respaldo de importantes figuras locales, sus respectivas trayectorias eran modestas. Gaxiola era el único que no tuvo participación directa en la revolución (ya sea como político o militar), pero que era un próspero comerciante que había aprovechado la coyuntura histórica para hacerlo. Contó con el respaldo político de Álvaro Obregón, quien a su vez era socio de uno de sus hermanos: Conrado Gaxiola. En cuanto a Samaniego, fue otro militar constitucionalista que estuvo bajo las órdenes de Calles como su lugarteniente durante el sitio de Naco y Agua Prieta en 1915 contra las fuerzas “convencionistas”. Al igual que muchos revolucionarios sonorenses, se alistó en las filas revolucionarias en 1913 y dos años después recibió el grado de general.
Pareciera que las cosas serían fáciles para que De la Huerta ascendiera al poder local nuevamente, sin embargo no fue así. No contó con el consentimiento de Carranza, quien no estuvo de acuerdo a que renunciara a su puesto sin previo aviso, ya que pretendía que siguiera en su gabinete como Secretario de Gobernación. Por otro lado, la actuación de Calles no fue como la que muchos esperarían: no respaldo ni reconoció a De la Huerta como un candidato oficial de parte de su gobierno, sino que se decidió a un lugarteniente que había estado bajo sus órdenes, el general Miguel Samaniego, situación que sorprende mucho. Además de estos dos contrincantes políticos, hubo otro que se sumó a la lista, el político-comerciante Conrado Gaxiola, quien supuestamente fue respaldo financieramente por el general Álvaro Obregón.
Como se ve, De la Huerta se enfrentaba a tres candidatos que eran “apadrinados” por igual número de altos jefes revolucionarios, con lo cual se rompe la vieja idea de que ambos jefes sonorenses siempre estuvieron unidos, al menos en los hechos. El guaymense solo contaba en teoría, con la simpatía de muchos sonorenses en calidad de votantes, ya que no solo era el más popular por su trayectoria política, sino por las gestiones socio-económicas que beneficiaron por mucho al sector minero-obrero del estado como fue la promulgación de la Cámara Obrera en octubre de 1916, y que en ese entonces era el actor colectivo más numeroso en la entidad, por encima de campesinos, soldados o indígenas.
Durante los meses de campaña a la gubernatura (enero-abril) de aquel año, el guaymense enfrentó ataques políticos de sus rivales principalmente de Pesqueira y de Gaxiola. Finalmente el día 27 de abril de 1919, De la Huerta obtuvo en números cerrados 19 mil votos contra 10 mil del primero, Una amplia ventaja. Sin embargo en el conteo total de los votos, sólo obtuvo el 48%, lo cual deja entrever que ni la mitad de los sonorenses votaron por él lo que confirma que esta puede considerarse una elección competida.
El día primero de septiembre rinde protesta al Congreso del Estado como nuevo gobernador constitucional, cargo que dejaría de manera indefinida en abril de 1920 cuando proclama el Plan de Agua Prieta en contra de Carranza, contando con la firma de Calles, quien curiosamente no lo había apoyado como candidato oficial del estado. ¿Hubo un acuerdo secreto entre ambos?, ¿fue Samaniego una cortina de humo para distraer la atención de Carranza en la lucha por la gubernatura? Posiblemente haya sido así, ya que de lo contrario hubiese sido difícil que ganara.
Fuente: Extractos obtenidos de la tesis de Maestría De las Armas a la Legitimidad en Sonora. Un estudio histórico acerca de las elecciones “no competitivas” a gobernador constitucional, 1917-1919, de Eduardo Marcos.
Tiene muy buen formato tu blogg, y tu forma de redactar.
ReplyDeleteEl contenido histórico regional es aporte interesante para todos, no le vendrían mal las referencias.
Lo futbolero, demasiada información para mi. Me basta con los resultados y los pronósticos.
La música, si le pones los links a los videos de youtube, te quedaria mas curado.
A modo de conmemoracion de los 100 años de la Revolmex, el aporte?