Grupo Bryndis: Una pasión grupera vigente, 1999-2009

Por Eduardo Marcos

Recuerdo muy bien que fue el miércoles 26 de agosto del año de 1999, a eso de las 7 de la noche cuando compré por primera vez un material discográfico del grupo Bryndis. El título de ese disco era “Un juego de amor” (así entre comillas) en formato cassette y bajo el sello de la disquera DISA (Discos Sabinas). Esto fue en la tienda Ley Plaza El Sahuaro del puerto de Guaymas, en el departamento de discos cuando después de mucho pensarlo me decidí a comprar aquel histórico material y que se promocionaba en las radios locales. No estaba seguro si sería una mala inversión (jaja como si hubiera gastado mucho dinero), pero no me equivoqué al tomar esa decisión. De hecho, solo conservo el cartoncillo y no el cassette.

Me atreví a comprar ese cassette por dos motivos: primero porque incluía el tema que se promocionaba en ese entonces en Guaymas, “Cuando vuelvas tu” (de su vocalista José Guadalupe Guevara) que se venía escuchando desde junio, principalmente en la FX una estación que localiza (o se localizaba) rumbo a la Unidad deportiva. La verdad este tema me empezó a gustar, no sólo por el ritmo sino también por la letra. No podía identificar el ritmo de la canción, pero era en realidad una “tecnocumbia”. El segundo motivo fue porque su precio era aceptable (ni caro ni barato) me costó como unos 45 pesos. No compré el formato en CD, ya que en ese entonces no contaba con radiograbadora para este formato y era mucho más caro: costaba como unos 85 pesos el CD de ese disco.

Debo aclarar que en ese tiempo, mis grupos favoritos eran Los Mendívil que eran la sensación regional, Los Temerarios, Bronco (ya retirado) y El Grupo Libra. Pues como he expresado al principio, compre ese cassette para conocer a fondo el estilo de Bryndis y como una prueba nada más. Pero ya desde un año antes (1998), empezó a llamarme la atención su estilo musical cuando se escuchaban en la FM 105, la más escuchada de Guaymas dos canciones que sonaron fuerte en aquel año y que recuerdo muy bien: “Perdóname” (durante enero y febrero) y más tarde “Tuve que partir” (en abril), ambas “tecnocumbias”.

Ahí me di cuenta que su estilo musical no era el de un grupo ordinario. Cuando compré “Un juego de Amor” y al revisar sus datos, me di cuenta que su fecha de edición no era de 1999, sino de agosto de 1998, lo cual indicaba que se retrasó su promoción, al menos en Sonora. Aquel tema “Cuando vuelvas tu” cada vez empezaba escucharse más en Guaymas; además, moral y sentimentalmente esta canción se la estaba dedicando a una joven futura universitaria que se me estaba metiendo muy fuerte en el corazón y en el cerebro hasta el fondo: Myrna León M.

Cuando llegué a mi casa, abrí el cassette y lo puse en mi pequeña radiogradora que tenía en aquel entonces (de marca Sony) y la primera canción en escuchar fue “Volvamos a empezar” y me sacó un poco de onda porque el ritmo que era muy movido y con notas de instrumentos electrónicos, a pesar que en el “librito” decía “cumbia”. En total, incluía 6 cumbias y 4 baladas; con el paso del tiempo, supe que era el primer disco que incluía impresa las letras de las canciones y contenía además un texto de agradecimiento para sus fans.

En ese entonces yo no sabía de donde eran y como se llamaban sus cinco elementos; pero si podía identificar al vocalista, ya que por lo general aparece al frente o resalta del resto en las portadas. En realidad, tanto en Guaymas como en Sonora, Bryndis no era un grupo que se escuchara con mucha fuerza, ya que las agrupaciones favoritas eran los ya mencionados Los Mendívil, Los Tiranos del Norte, Liberación, El Grupo Libra, Los Tigres del Norte y la Banda El Recodo. Además había notado otra extraña situación, en ningún lugar de venta de discos (que eran pocos) encontré sus anteriores discos.

Después de esa ocasión, los seguí escuchando en la radio. Tiempo después, por cuestiones familiares cambie de residencia al puerto de Acapulco por espacio de 6 meses. Ahí me llevé una grata sorpresa: Bryndis era unos de los grupos más escuchados y queridos de los acapulqueños. Otra sorpresa para mí, es que en los locales en venta de música grabada, encontré la serie completa del grupo y de otro, el de El Grupo Libra. Esto último me sorprendió mucho, pues resultaba irónico haber encontrado mas variedad de discos de este segundo grupo allá que en Guaymas. Como lo he expresado antes, yo en ese entonces no tenía una radiograbadora que reprodujera CD´s, solo cassettes y que en esa época todavía este formato era más popular y que el CD resultaba costoso.

Poco a poco fui comprando los discos de Bryndis, pero lo hacía de un orden sui generis: del más reciente hasta el más antiguo. Durante ese recorrido, me di cuenta que sus canciones eran especiales: eran más reales que fantasiosas que las que cantaban otros gruperos. Al revisar la lista de los autores, también me había dado cuenta que eran los mismos, pero no sabían que eran sus mismos integrantes que las componían hasta en septiembre del 2000. Cuando compré el primer material discográfico de Bryndis, éste era del año de 1992 pero con un extraño título 15 Hits. Romance Sin Límite…. Antes de escucharlo, lo abrí para ver los autores de las canciones, pues algunos títulos me parecían conocidos de temas de los años ochenta y uno de esos títulos era “Te juro que te amo”. Pero fue hasta cuando activé la techa play y al escucharla me di cuenta que el éxito de los Terrícolas de Venezuela que estuvo de moda en la segunda mitad de los años 70. De hecho, la mitad de las canciones de ese primer álbum, eran covers aunque de algunos yo no sabía quién los había interpretado en su momento.

Después de enero del 2000 cuando todavía residía en Acapulco y trabajaba en un modesto trabajo, empecé a comprar los discos ahora en formato CD poco a poco. No pude comprar sus tres primeros discos en ese formato, porque regresé junto con mi familia nuevamente a Guaymas meses después. En febrero de aquel año, ya se distribuía en los puestos de discos de Acapulco, el nuevo material de Bryndis titulado Por el Pasado, el cual lo vine a comprar hasta en agosto ya de vuelta en Guaymas. Curiosamente esto sucedió casi un año después y en el mismo lugar cuando adquirí “Un juego de Amor”, pues fue el 22 de agosto del 2000 (de hecho, todavía conservo el ticket de compra de ese disco entre mis pertenencias más íntimas). Cuando ya cursaba mi carrera universitaria en Hermosillo, me puse a investigar por internet datos de este grupo y supe que eran originarios de San Luis Potosí, así como el nombre de sus cinco integrantes, aunque no sabía quien toca los instrumentos.

También recuerdo en ese tiempo, que me atreví a mandarle un e.mail a la casa disquera DISA para preguntarle cómo se llamaba el vocalista: la respuesta fue Guadalupe Guevara (pero que en los autores de las canciones aparece como José Guadalupe), una respuesta que insistí mucho al área de comunicación social, pues no respondían a mi solicitud. Llegó el año 2001 cuando hasta en septiembre se promocionó su disco En el idioma del amor, el cual no pude comprar en ese año ya que percibía muy poco del subsidio familiar para cursar la carrera y que lo vine a comprar hasta en marzo del 2003, también en una tienda Ley, la del Vado del Río en 104.90 pesos. Aunque no siempre compro sus discos en el momento que salen en promoción, si he tratado de tenerlos todo.

Después de lo anterior expuesto ¿qué más pudo decir como un fiel fan de este grupo después de diez años? y ¿Por qué lo sigo siendo todavía? Durante este tiempo, Bryndis ha sido uno de los pocos grupos que se han mantenido vigentes desde aquel histórico agosto de 1999, no solo en el contexto grupero nacional sino también internacional, a pesar de la decadencia que experimentó la música grupera después del 2004 y a la actual crisis económica. Ellos han sido una excepción, pues casi todos los años promocionan nuevo disco y videoclips, manteniendo su estilo musical con algunas innovaciones y que sus integrantes se han mantenido juntos. En estos diez años, han producido 9 discos con canciones inéditas, siendo mis favoritos En el idioma del amor (2001), Memorias (2003) y Recordándote (2006).

Por último para cerrar este texto especial y que fueron cinco a lo largo de este año 2009, tengo que señalar que durante aquel 1999 compré varios cassettes de otras agrupaciones y solistas que estaban de moda, pero que hoy en día se han extinguido musicalmente (o casi) por X o Y motivos entre los cuales puedo mencionar a Escape, Banda Arcángel R-15, José G. Esparza, Los Reyes del Camino, Guardianes del Amor, Tiranos del Norte, Intenso, Banda Los Nvo. Santa Rosa. El Grupo Libra, La Tradición del Norte, Clave Norteña y Jorge Luis Cabrera. Además de estos, otros gruperos baladistas también se han apagado como Los Temerarios, Ladrón, La Mafia; sólo Liberación ha resurgido.

Dejo una estrofa de esa canción “Cuando vuelvas tu”:

Cuando vuelvas tu,
brillará de nuevo el sol.
Volvera su luz…
a brillar con tu calor.

Cuando vuelvas tu,
Se acabara mi sufrir.
Y mi corazón….
volverá ser para ti...

El impacto de la imagen publicitaria en la sociedad a través de la televisión

Por Eduardo Marcos

Aunque se pudiera pensar que “imagen” es un término fácil de definir, en realidad puede resultar complejo al momento de llevarlo a la práctica, si tomamos en cuenta la perspectiva teórica de las llamadas Ciencias Sociales, las cuales manejan varias definiciones e interpretaciones, entre ellas la historia, la antropología, la sociología, la comunicación, etc. Esto fue una de las ideas que se debatieron cuando llevé un taller optativo durante mi estancia académica en El Colegio de Sonora, cuando cursaba la Maestría.

Aprendí que cada una de estas ciencias, tiene una concepción propia del significado de “imagen”, de la forma de cómo trabajarla y adecuarla a su campo de estudio, según el debate que se dio entre varios compañeros. Pareciera fácil creer también que una imagen puede ser una fotografía, pintura, símbolo, que en muchas ocasiones su contenido o mensaje puede ser confundido o interpretado su significado al momento de discutirlo.

Durante dos últimas décadas, la sociedad actual ha experimentado un avanzado desarrollo tecnológico, que se ha traducido en la creación de íconos comunicativos como es la “imagen publicitaria”, la cual ha tenido un gran impacto social y económico en nuestra vida cotidiana. Esto se aprecia mejor a través de varios canales visuales que todos los días apreciamos, por ejemplo cuando vamos a nuestros centros de trabajo, como son los espectaculares que anuncian una gran variedad de productos y servicios (unos benéficos y otros no tanto) en aras de atrapar la atención del consumidor, sin ningún límite.

Cada imagen publicitaria que trata de vender un servicio o producto, intenta llamar nuestra atención desde el primer instante, ya sea con la aplicación de colores llamativos, luces o figuras (humanas u humanoides), que muchas veces no se puede esquivar. Por otro lado, la imagen publicitaria de un producto ha encontrado en la televisión (con sofisticados efectos especiales y tecnológicos), un canal masivo para llegar a todos los estratos sociales y ganar la voluntad del consumidor, amén del uso de una buena mercadotecnia. De ahí que se logre despertad el deseo personal por adquirir un novedoso producto sin tener la necesidad de usarlo, solo por la curiosidad de descubrir sus “efectos maravillosos”. Y esto se nota cada vez más, ya que la televisión es el principal vínculo entre “el que quiere vender” y “el que quiere comprar”, convirtiéndose el hombre en un ser consumista inagotable para los empresarios.

Vale la pena agregar que la imagen publicitaria cada vez “come” más tiempo en los principales programas de entretenimiento televisivos; y que en ocasiones promueve productos nocivos para la salud, lo que en muchas ocasiones influyen para que las personas adopten un estilo de vida determinado. Por ejemplo, hace unos tres años la cervecería del “botecito rojo” promovió de manera no positiva la identidad del sonorense la cual estaba ligada al consumo de esta cerveza, como un distintito propio frente a los foráneos (como los “guachos”), como si el alcohol fuese algo mágico y benéfico para las relaciones sociales y la salud misma. Esto se ha traducido para que muchas personas por sentirse “más sonorenses” consuman grandes cantidades de este producto los fines de semana, quizás para refirmar una identidad mal encauzada.

También están los casos de los numerosos productos (medicamentos) y servicios (cirugías) que se promocionan en televisión que “sirven” para adelgazar, teniendo como mercado potencial aquellas personas que padecen sobrepeso o que sufren una baja autoestima por su estado físico, debido que no cuentan con una figura esbelta y que en este contexto actual se ha llegado a acuñar el siguiente spot: “un cuerpo esbelto, es un cuerpo sano”, aunque en ocasiones esas personas expongan su salud y vida, en aras de querer ser “iguales” a ese patrón físico (esbeltez) que impera.

Otro ejemplo son con las mujeres, que representa otro mercado potencial (principalmente las jóvenes entre los 15 y 30 años de edad) para la venta de una gran variedad de productos como ropa, cosméticos, calzado, accesorios, joyas, etc. dando a entender que la imagen de “una mujer bien arreglada” es más fácil que llame la atención o impacte a los demás. Y sabiendo esta situación, los empresarios obtendrán altas ganancias porque difícilmente la mayoría de éstas mujeres no van a resistirse en comprar aquel producto o servicio de moda, aunque no sea una necesidad primaria, sino para satisfacer en muchos casos un “ego superficial” o proyectar un mejor status social.

Ante el impacto de la imagen publicitaria, parece difícil escapar de no verla a través de la televisión o por otros medios. Parece que somos víctimas fáciles de un “consumismo masivo” que no tiene límite ni final, que en muchas ocasiones sin necesitarlo, llegamos a comprar un producto o servicio que esté de moda solo para satisfacer un deseo que despierta nuestros sentidos, que va más allá de una necesidad básica, como es el comer, dormir o respirar.