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Location: Villa del Pitic, Provincia de Sonora, Mexico

Investigación histórica, grupera y futbolera

Monday, February 01, 2010

Fuentes y acervos para la investigación histórica en Hermosillo



Por Eduardo Marcos

Prólogo a la segunda edición
En octubre del año 2006, publiqué un texto en este blog titulado “Archivos en Sonora: el AGES”, título que me pareció pobre para lo que pretendí escribir aquella vez. Después de actualizar mi e.mail fui recibiendo mensajes de personas que pidieron ayuda, asesoría o información sobre esta temática; algunos más dejaron sus comentarios abajo del mismo texto. Los locales querían saber la dirección del Archivo General del Estado de Sonora (AGES) porque deseaban buscar alguna información clave para asuntos familiares. Incluso, hubo un ciudadano español que me escribió para saber el origen del apellido “Murrieta” y que me preguntó cómo era en el interior de ese archivo. También un académico de una universidad del Occidente del país, creía que yo era un empleado o que este blog era la página oficial del AGES.

A cada uno, le dí la respuesta que mejor pudiera responder a sus necesidades. Pero también me di cuenta que ese texto (aun sigue en este blog) presentaba errores, lagunas y omisiones en algunos puntos, por lo que me llevé a la tarea de corregirlo de mejor manera posible en esta nueva versión, aprovechando mi experiencia y conocimientos, pues en el último año visité varios archivos locales dentro de mi trabajo como historiador: INDAGAR. Pero a diferencia de esta ocasión, no se publicará nada con respecto al AGES, pues este texto estará muy cargado, y aun me falta agregar más información para que quede también de la mejor manera posible, pues deseo que todo aquel público aficionado a la historia regional sonorense sepa lo que se guarda en ese inmueble. Lo publicaré más adelante y sólo. Sé que éste texto no podrá ser del agrado de otro más pues quizás no estén del todo de acuerdo con lo que se expresa. Sin embargo, está hecho con mucho amor.

1.- Introducción. En busca de la definición del término “fuente histórica”
Todo historiador o investigador que estudie el pasado de alguna sociedad, necesita fuentes para construir y justificar su interés sobre algún tema de carácter histórico, siendo éstas primarias o secundarias, pero principalmente las primeras porque constituyen la visión original de los hechos del pasado sin estar “contaminadas” por la interpretación de otro investigador hecha desde el presente.

Al hablar o manejar el concepto de fuente es un término que puede resultar complejo en su definición, particularmente en el campo de la Historia. “Fuente” puede ser todo aquello que de alguna manera guarda cierta información de conocimiento, y en esto me refiero desde una hoja de árbol hasta el chip de memoria de una computadora. Por lo tanto, hay que buscar o aplicar un sinónimo más preciso en la práctica histórica; en este sentido, se manejará el concepto de documento histórico.

Con frecuencia los historiadores tienen la idea equivocada que fuente o documento histórico debe ser necesariamente algo escrito que alguna persona o institución pública dejó con el fin de darle validez y peso a su argumento, ignorando que en muchas ocasiones también se tiene a disposición otros materiales (escritos o no escritos) que pueden ser útiles. Pierre Salmon señala que en la mayoría de los casos el “documento histórico es un documento escrito, a mano o impreso. También puede ser un documento grabado o audiovisual […] transmitido por el sonido o la imagen o una simple tradición oral. Puede ser también un documento figurado (materiales), que difícilmente captaremos su significado”1.

Tratando de explicar la idea de fuente o documento histórico, es difícil ponerla en práctica porque la mayoría de los historiadores suelen limitarse al documento escrito como se ha expuesto. El filósofo e historiador británico Robin George Collingwood, define fuente como un texto que contiene una declaración o declaraciones sobre un determinado tema; y esta definición tiene alguna utilidad práctica, porque ayuda al historiador a dividir la literatura total disponible2. Collingwood en su obra Idea de la Historia, aborda un amplio debate en relación al uso de “fuentes escritas” y “fuentes no escritas”, esto debido a la formación profesional que tuvo después como arqueólogo, lo cual lo hizo un amplio conocedor de materiales no escritos.


2.- Fuentes primarias y secundarias

Las fuentes con las que los historiadores suelen trabajar en la argumentación de sus teorías históricas se dividen en dos grandes tipos: primarias y secundarias. Se definen como “fuentes primarias” aquellas que fueran producidas en una determinada época ya pasada (cuando menos 30 años atrás), en las cuales los testigos que presenciaron algún evento dejaron evidencias de lo que pasó y que el historiador recurre a ellas por el hecho que son directas y que a priori están libres de criterios, juicios e interpretaciones hechas desde el presente. La mayoría de éstas son documentos escritos y por lo general se almacenan en acervos (archivos o bibliotecas) que pueden ser documentos originales como decretos, cartas, reglamentos, actas, constituciones políticas, boletines, leyes, manifiestos, informes, mapas, etc.

Las “fuentes secundarias” como su nombre lo señala, se derivan de las primeras y que suelen estar llenas de interpretaciones y juicios por otros estudiosos. Se reducen de manera drástica en variedad en comparación a las primarias, aunque son más numerosas. La mayoría de este tipo de fuente se constituye por libros, tesis, revistas, que comúnmente conocemos como bibliografía, y que producto de trabajos contemporáneos realizados por investigadores sobre un tema en particular. En estos casos, sus autores (con mayor o menor énfasis) tuvieron que emplear fuentes primarias para la construcción y explicación de sus argumentos. Es recurrida por los historiadores antes de iniciar con algún proyecto de investigación con el fin de saber qué se ha escrito sobre el tema a investigar y la relación que se obtiene se conoce como balance historiográfico. Con frecuencia, la bibliografía puede fungir como material de refuerzo para el historiador en la explicación de sus argumentos históricos.

3.- Historia oral y otras fuentes
Otro tipo de fuente que se puede considerar como primaria bajo ciertas reservas, es la “historia oral” que en los últimos años ha cobrado una gran relevancia entre los científicos sociales, principalmente antropólogos y sociólogos, pero que también los historiadores han recurrido a ella para proyectos de investigación social de carácter contemporáneo, particularmente de movimientos antagónicos contra instituciones de gobierno. La historia oral que se enseña actualmente en las aulas universitarias, ha pasado de una simple técnica de trabajo a una amplia metodología de investigación para el historiador.

La historia oral surgió de la Escuela Inglesa del siglo XIX y se clasifica a su vez en tres categorías: “tradición oral”, “memoria colectiva” y “recuerdo”. Con frecuencia se señala que este tipo de fuente se utiliza para contradecir o reafirmar la versión que ofrecen los documentos oficiales escritos. Es el producto del recuerdo de testigos vivos que lograron presenciar en algún momento de su vida (como actores o espectadores), ciertos sucesos y que con el paso del tiempo, se convirtieron en históricos debido a su transcendencia social o política.

También se cuentan con las hemerográficas que se constituyen por periódicos (comerciales y oficiales), que se conservan principalmente en hemerotecas públicas o de empresas periodísticas. Este tipo de fuente empieza a tener transcendencia histórica antes de 1950, aunque pueden ser utilizadas después de esa fecha para trabajos contemporáneos. Algunos historiadores las consideran “documentales” y no “históricas”, según el criterio de cada historiador.

Están las “memorias personales” sobre ciertos sucesos relevantes que fueron escritas en su momento por personajes relevante (como funcionarios de gobierno, viajeros, exploradores militares) para dejarlas a la posterioridad con o sin la intención que fueran leídas. Varias memorias han sido reeditadas en años recientes en formatos de libros o en ediciones facsimilares. Para el trabajo histórico los informes de gobierno o memorias administrativas es otro tipo de fuente, que han emitido los representantes de los tres niveles de gobierno en sus respectivas épocas (alcaldes, gobernadores o presidente de la República), siendo los de mayor peso histórico antes de 1950. Los censos de población o económicos es otra opción, los cuales fueron elaborados por dependencias de gobierno y son utilizados para el análisis cuantitativo de ciertos fenómenos histórico-sociales, aplicando como metodología la estadística demográfica.

Están disponibles otro tipo de fuentes no documentales son objetos materiales, tales como cartas o diarios personales, fotografías, artefactos (herramientas de trabajo, utensilios domésticos) o expresiones artísticas (pinturas, edificios, monumentos, imágenes religiosas, etc.) que nos indiquen la evidencia de algún rastro de la cultura del hombre, en un determinado espacio geográfico. Se pueden considerar como “fuentes inactivas”. Con respecto a este tipo de fuente, Collingwood resalta que entre los historiadores profesionales y los de “tijera y engrudo”, los primeros no las emplean por no ser escritas, mientras que los segundos las emplean en menor medida como auxiliares de las “fuentes escritas” El motivo por el cual no sean usadas con frecuencia es porque no son textos que contengan declaraciones hechas por otras personas3.

Archivos. Definición y características básicas

Para todos los estudiosos que estén interesados en conocer, estudiar y explicar el pasado sobre un determinado hecho social, el archivo constituye el principal sitio de materia prima para el historiador. La mayoría de estos sitios son públicos, bajo el resguardado de instituciones de gobierno o autónomas; y algunos más son de carácter privado, siendo estos personales o familiares y que su acceso no es tan fácil. Los públicos pueden ser administrativos, militares, parroquiales (semi-restringidos), notariales, judiciales, etc.

Eduardo Chávez Sánchez considera al archivo como un ser vivo, en constante crecimiento y desarrollo, el cual siempre aumenta su contenido tanto al interior como al exterior. Para él, la palabra archivo tiene un origen incierto en el que todavía no hay un acuerdo único entre los historiadores. Se manejan tres propuestas de derivación: la primera que viene de arx, arca, arcaum, que significa “arca”, “casa depósito”. La segunda propuesta es que proviene del término arxaios, que significa “arcaico” o “antiguo”; y la tercera viene de arjeion, que significa “sede de la autoridad”, o “lugar donde se ejercita la autoridad”4. Como se aprecia, cualquiera de las tres propuestas pueden ser el origen etimológico de la palabra “archivo”.

Camarena y Villafuerte definen “archivo” como un conjunto de documentos generados por instituciones o por individuos según sus intereses. Las instituciones generan documentación, según sus objetivos y las normas que lo regula; tal documentación habla del funcionamiento de la institución y de la sociedad de la cual forma parte, ya que entre ésta y sus instituciones hay una relación de mutua influencia5. El archivo permite al estudioso conocer el funcionamiento de una sociedad, sus instituciones y las normas que rigen a los hombres y mujeres en una determinada época. Es la memoria institucional de la sociedad en la cual los testimonios se expresan a través de los documentos generados en ese momento histórico; donde aparecen las acciones y las formas de pensar de los miembros de esa sociedad.

En nuestro país contamos con importantes bibliotecas, hemerotecas y archivos de carácter histórico y público. Entre estos podemos citar al Archivo General de la Nación (AGN), que es considerado el máximo recinto documental para cualquier historiador nacional o extranjero. Otros acervos nacionales considerados importantes son el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (AHSDN), el Archivo Histórico “Genaro Estrada” de la Secretaría de Relaciones Exteriores (AHGE- SRE), la Biblioteca y Hemeroteca Nacionales (ambos bajo la jurisdicción de la UNAM). Todos éstos se ubican en México, D. F. y cuentan con portales en internet para mayor información y consulta previa. Ahora daré a conocer que acervos existen en Sonora, para la búsqueda de fuentes primarias y secundarias, en la construcción o reconstrucción de nuevos estudios históricos.

Sonora y sus principales acervos documentales

A diferencia de los que ocurre en el centro-sur de la república mexicana donde existe una alta concepción sobre la importancia del cuidado de los archivos, en el norte mexicano pocos son los que se encuentran en buenas condiciones, principalmente de los tres niveles de gobierno. En Hermosillo, tenemos a disposición los siguientes sitios abiertos al público: el Archivo General del Estado de Sonora (AGES), considerado como el más grande e importante en la entidad; el Archivo Histórico de la Universidad de Sonora (AHUS); la Sala del Noroeste tiene a su cargo el fondo “Fernando Pesqueira” (que contiene leyes y documentos históricos), así como decenas de libros sobre historia regional editados durante el siglo XIX y primera mitad del XX; la Hemeroteca de la UNISON, que además de resguardar periódicos locales, estatales y nacionales como El Imparcial, El Pueblo, El Independiente (antes El Sonorense), Cambio Sonora, Tribuna del Yaqui, etc., desde 1943 a la fecha. También ofrece servicio en la consulta de almanaques, revistas académicas, del Diario Oficial de la Federación y Boletín Oficial editado por el Gobierno del Estado de Sonora, entre otros.

Por otro lado, están los fondos históricos del Centro Archivístico de la Casa de la Cultura Jurídica, que pertenece al Poder Judicial de la Federación; del Archivo General del Poder Judicial del Estado de Sonora; del Archivo del Congreso del Estado de Sonora; del Archivo del Registro Agrario Nacional; del Archivo Municipal de Hermosillo; y los dos archivos eclesiásticos que resguarda la Catedral Metropolitana. Uno de ellos es el “Histórico de la Arquidiócesis de Hermosillo” que concentra los fondos Episcopal (1758-1962; 2 secciones, 19 series) y el Arquidiocesano (1963-2002; 3 secciones, 16 series).

Mención especial merece señalar dos importantes bibliotecas: la “Ernesto López Yescas” del Centro INAH Sonora, especializada principalmente en temas sobre Antropología, Historia, Arqueología, Lingüística. En su interior resguarda el fondo “López Yescas” en honor al presbítero que donó muchos libros, revistas y periódicos católicos locales y nacionales, que fueron de su propiedad. Además, la biblioteca tiene una colección de documentos en microfilms sobre archivos parroquiales de diferentes partes del estado y años, de correspondencia de gobierno, libros, censos, periódicos, etc.

La biblioteca “Gerardo Cornejo” de El Colegio de Sonora, es considerada la mejor en Sonora porque su acervo bibliográfico está constituido por más de 40 mil títulos diferentes, que comprende principalmente los campos de la Sociología, Economía, Política, Historia, Salud Pública, Estadística, Antropología, Literatura y Filosofía, no sólo en el idioma español, sino también en inglés, francés y portugués. Además de libros, resguarda en su interior otro tipo de documentos como revistas académicas (locales, nacionales e internacionales), tesis, periódicos recientes, diccionarios especializados, almanaques, atlas, enciclopedias, censos de población, mapas y planos, informes de gobierno y documentación en microfilm (mínima), CD- ROM y DVD.

Como se aprecia, tanto historiadores como público en general, contamos con estos sitios para conocer, explorar y explotar qué tipo de fuentes existen en nuestro estado y ciudad. El documento escrito sigue siendo la fuente primaria más importante para el historiador, pero no la única porque existen otras fuentes y que no son del todo explotadas, quizás porque nos hemos encasillado con el documento escrito emitido por alguna dependencia de gobierno. Cualquier vestigio material que encontremos y que nos llame la atención, puede ayudarnos para iniciar la investigación de un determinado tema histórico.

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1 Comments:

Blogger Historia regional y nacional said...

La verdad no sé porque no salieron las notas y citas al pie de página, desde que se adaptó este estilo me ha limitado mucho, pues tampoco me deja justificar, elegir tipo de letra y tamaño. No sé que haya pasado.

5:25 PM  

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