Del infierno sudamericano a la gloria olímpica. México campeón en futbol olímpico de Londres 2012
Para Luis Fernando Tena y sus 18 guerreros aztecas que se “partieron” el alma para darnos el primer oro olímpico por equipos
Las gloriosas notas del himno nacional de México al
fin pudieron escucharse un día antes de la clausura de los Juegos Olímpicos en
su edición de Londres 2012 el pasado sábado 11 de agosto, después que la selección
de futbol varonil Sub-23 derrotara 2-1 a su similar de Brasil en la cancha del
estadio de Wembley, por la medalla de oro. Este triunfo representó el anhelado “broche
de oro” para la delegación mexicana que ya había acumulado 6 metales (3 platas
y 3 bronces). Dos goles de buena hechura del delantero Oribe Peralta (al
segundo 28 y al minuto 74), fueron suficientes para escribir quizá la página
más brillante en la historia del futbol mexicano a nivel internacional.
Fue un momento hermoso, emotivo,
de orgullo y honor haber escuchado nuestro himno nacional durante la ceremonia
de premiación y más aun en el mismo Wembley, considerado por muchos como la
catedral del futbol mundial. Desde Los Ángeles ´84 no se escuchaba nuestro
himno a campo abierto cuando se obtuvieron los oros en marcha de 20 y 50 km con
Ernesto Canto y Raúl González, respectivamente. Pocos creíamos que el posible
oro en estos Juegos Olímpicos fuera caer en este deporte, pues las esperanzas
más fuertes de obtenerlo estuvieron en los clavados o en el taekwondo, lo cual
no sucedió días y horas antes del inicio de la final del futbol varonil. Sin
embargo, la conquista del oro olímpico por parte del Tricolor de Luis Fernando
Tena no fue fácil, ya que tuvieron un debut bastante inoperante frente a su
similar de Corea del Sur (0-0). Pero después de ese empate errático, el equipo
fue mejorando partido tras partido, hasta que en el duelo contra Japón demostró
su máximo potencial al remontar un marcador adverso y mostrando pasta de
campeones. En cambio Brasil hasta antes de la final llevaba una marca de 5
victorias en igual número de partidos y en los cuales había marcado 3 goles en
cada uno de ellos, aunque sin ser
avasallador. Aun así, por los jugadores que contaba y su rico historial, el
cuadro sudamericano era amplio favorito sobre México para colgarse el oro.
Al “Scratch Du Oro” se le ha negado de manera increíble el título
olímpico, el único que le falta en sus vitrinas dentro de la rama varonil, y el
cual han buscado de manera insistente a partir de 1984: en Los Ángeles ´84
perdieron la final frente a Francia (2-0), en Seúl ´88 la perdieron de nuevo,
ahora frente a la extinta URSS (2-1). No clasificaron a Barcelona ´92; en
Atlanta ´96 se tuvieron que conformar con el bronce al contar con la mejor
cuadra olímpica de su historia; en Sidney 2000 fueron eliminados por Camerún en
cuartos de final, a la postre campeón; a Atenas 2004 tampoco clasificaron, y en
Beijing 2008 fueron eliminados por Argentina en semifinales, a la postre campeón.
Todo hace suponer que Brasil conquistará el oro olímpico en su propio terruño dentro
de cuatro años cuando en Río de Janeiro se celebre la siguiente edición, si es
que no se da algún “Maracanazo olímpico”.
Por su parte, México nunca ha
perdido una final en futbol enfrentando a Brasil en cualquier categoría
varonil: dos veces en Copa Oro de la Concacaf (2-0, 1996 y 1-0, 2003); otra en
Copa FIFA Confederaciones (4-3, 1999) y esta vez en estos Juegos Olímpicos.
Además hubo una quinta, la de los Juegos
Panamericanos de 1975 al empatar a 1-1 y llegar a un acuerdo en compartir el
oro continental. Como señalé al principio, el equipo nacional campeón fue el
Sub-23, pero reforzado con tres jugadores mayores a esa edad, ventaja que
contaron todas las escuadras participantes, de acuerdo al reglamento de
competencia del COI y con el aval de la FIFA.
Por otro lado, no creo que los
jugadores brasileños que jugaron la final contra México sean la gran maravilla
como pregonan varios comentaristas mexicanos. Para empezar ese tal Neymar
(parece que es el hermano del “Pájaro loco”, jaja) no es un fuera de serie como
la mayoría de los medios deportivos nacionales e internacionales lo alaban, y
que creen que solo por el hecho de que es brasileño ya es un “crack” al nivel
de Romario, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldhino al menos de los últimos 20 años. Lo
mismo va para el “Hulk”, Marcelo (del Real Madrid campeón) o el “Pato”. Estoy
seguro que Jorge “Chatón” Enríquez, Giovanni Dos Santos, Héctor Herrera, Javier
Aquino, Diego Reyes, Marco Fabián de la Mora, así como los refuerzos José de
Jesús Corona (portero), Carlos Salcido (defensa) y Oribe Peralta (delantero)
están al nivel de los sudamericanos y pueden cumplir con las expectativas más
exigentes en importantes clubes de las mejores ligas europeas (ya sea la
española, la inglesa, la italiana o la alemana). Y aun hay más que destacar de
este gran éxito azteca, que el combinado nacional no contó en su plantilla con
Javier “Chicharito” Hernández (Alex Ferguson, DT del Manchester United no le
concedió permiso, pero sí al veterano galés Ryan Giggs que reforzó a la selección
británica, ¡vaya favoritismo!), de Carlos Vela quien por su propia voluntad
ignoró la convocatoria, y que Giovanni Dos Santos no jugó la final por una
lesión. Tres grandes atacantes mexicanos no jugaron ese partido tan
transcendental.
No sé si este logro sea hasta
ahora el más importante que haya obtenido algún conjunto nacional, sin
menospreciar la conquista de la Copa FIFA Confederaciones de 1999 o los dos
Campeonatos Mundiales Sub-17 conseguidos en 2005 y 2011. Lo relevante es que el
oro olímpico se alcanzó jugando el torneo en Europa, en donde asistieron 16
selecciones, y que México venció en la final al gran favorito e histórico de
siempre, Brasil. De acuerdo a las casas apostadoras, el Tricolor estaba
posicionado en el sexto lugar para ganar el oro, detrás del cuadro sudamericano,
de España (¡no que muy ching... los “gachupines” con el futbol y que iban por el “doblete”
europeo este año después de ganar la Eurocopa de Naciones en Ucrania!, pero que
en este torneo se fueron eliminados en la primera ronda con un punto conseguido
y cero goles marcados), de la Gran Bretaña, de Uruguay y de Suiza. Lo poco que
le quita brillo a este logro mexicano, es que fue un torneo con límite de edad y
con la mitad de las selecciones (32) que participan en una Copa Mundial de la
FIFA. De hecho, el futbol olímpico puede ser visto como una Copa Mundial Sub-23
pero con tres refuerzos.
En
cuanto a Luis Fernando Tena Garduño, el técnico campeón y responsable de este
proceso que inicio hace más de un año, es digno darle los justos créditos a lo
que ha conseguido. Recuerdo muy bien que su proceso como DT con el Tri
Sub-22/23 inició en junio del 2011 al sufrir una dolorosa derrota frente a
Venezuela (0-3), en un juego amistoso disputado en Las Vegas, Nevada y que después
siguió la penosa participación en la Copa América de Argentina, torneo en el
cual México concluyó en el último puesto con cero puntos. Aunque en defensa de
Tena habría que señalar que fue una selección diezmada tras la expulsión de
varios elementos de última hora, después del escándalo de la “noche de Quito”.
Había poco argumentos para que el “Flaco” continuara y muchos ya pedíamos su
renuncia, pues el siguiente objetivo era ganar el oro en los Juegos Panamericanos
que se celebraron en Guadalajara. La conquista del metal áureo, significo la calma y la
continuidad de su proyecto con el equipo Sub-23 rumbo al proceso olímpico.
Después siguió el torneo
preolímpico de la Concacaf celebrado en territorio estadounidense, en el cual
se clasificó sin mayores problemas y obtener el título regional al vencer 2-1 a
Honduras. Más tarde llegó la participación en el torneo “Esperanzas de Toulon”
en el cual se ganó este evento por primera vez al vencer 3-0 a Turquía, hecho
que generó entre el medio futbolero nacional la ilusión de ganar alguna medalla
olímpica. Ahora Tena nos demostró todo su talento y oficio como un gran
estratega y motivador, y callando muchas bocas (entre ellas la mía, debo de
reconocerlo) de que no era el hombre indicado para hacerse cargo del seleccionado
Sub-23. Me llamó mucho la atención que durante la entonación del himno nacional
él estuviera llorando, algo poco visto entre los técnicos campeones de algún
torneo internacional de gran envergadura como son unos Juegos Olímpicos. Yo,
como muchos otros, hubiera llorado. Ni el mismo “Flaco” hubiera imaginado que
en un año pasaría de la vergüenza de ser eliminado junto con el Tri Sub-22 en
la Copa América a ser campeón en el futbol olímpico en Londres 2012. Lástima
que no recibió alguna medalla como sucede en otros campeonatos internacionales.
Por otro lado, hay que resaltar que
de nueva cuenta la afición mexicana se hizo notar en las butacas de un estadio
futbolero a nivel internacional, poniéndole color y sabor a este torneo
olímpico, en los cuales nuestros compatriotas vistieron como siempre sombreros
de charro o de revolucionario, penachos aztecas, máscaras de luchadores,
pelucas tricolores, sarapes o con caras pintadas de verde, blanco y rojo.
Incluso muchos aficionados británicos se identificaron más con el equipo
mexicano durante la contienda y el partido final que con la escuadra amazónica.
Después de la conquista del oro olímpico, no se hizo esperar el oportunismo de
los altos directivos y federativos de nuestro deporte que se “movieron el
cuello” de la camiseta para presumir que ese logro fue parte de las políticas
del gobierno federal en materia deportiva. Y también esta crítica va para
aquellas personas (que son muchas) que piensan que el futbol mexicano recibe
apoyos económicos de parte del presupuesto federal. Totalmente falso.
Ese logro deportivo es en gran parte al
compromiso de los dueños de los clubes del futbol mexicano de la primera
división que han trabajado muy bien con sus fuerzas básicas dando lugar a esa
camada de jugadores campeones y que dieron todas las facilidades para que éstos
se concentraran y se prepararan para la justa olímpica. Este éxito deportivo
debe tomarse con mesura y que es un indicador que los clubes han trabajado bien
en los últimos años, como pruebas también están el título del Mundial Sub-17
alcanzado el año pasado y el tercer lugar obtenido en el Mundial Sub-20. Sin
lugar a dudas el sábado 11 de agosto del 2012 ya será una fecha histórica e
inolvidable para el futbol mexicano: los nombres del DT campeón del Tricolor
olímpico y de los 18 elementos que integraron el plantel quedaran grabados con
letras de oro para la posterioridad, y siempre serán recordados aunque tengan
que pasar otros 100 años.
Por último, ojalá que esas tres
horas que duró el partido de la final y la posterior ceremonia de premiación el
pasado 11 de agosto por televisión abierta. “Mención honorífica” para los
conductores Christian Martinolli y el “Doctor” Luis García de TV Azteca que
como siempre le pusieron “la sal y la pimienta” a sus narraciones para este
gran duelo, en especial Martinolli que perdió la cordura por algunos momentos
cuando cayó el segundo gol hecho por Peralta. Que ese tiempo haya sido un breve
momento de felicidad y alegría para millones de mexicanos que han sufrido en
los últimos cinco años los efectos de una fatal narcoguerra mal planteada (que
ha dejado miles de muertos y familias enlutadas), de desempleo masivo como
nunca antes visto, recrudecimiento de la pobreza extrema, una imparable inflación/
carestía de productos básicos, aumento y creación de nuevos impuestos federales,
grave casos de corrupción gubernamental a nivel federal y estatal, un
incremento de delitos de alto impacto social (secuestros, extorsiones), graves
injusticias sociales, epidemias mal canalizadas, y hasta terribles catástrofes
naturales (como sequías, lluvias torrenciales, heladas o sismos-terremotos).
Demasiado para un país tan bonito como es México, mi México en donde los
políticos y gobernantes sólo buscan su interés de partido y personal. Por
último, como siempre lo he dicho: siempre seré un mexicano 100% Republicano y
Liberal, a pesar de todo. Dixi!!
Fuente: Memoria histórica personal
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